Los días 22, 23 y 24 de septiembre tuve oportunidad de asistir al Encuentro “El valor añadido del Modelo EFQM de Excelencia en las Organizaciones Públicas”, organizado por la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) y dirigido por Esperanza Álvarez Molina, Jefa del Servicio de Participación Ciudadana y Observatorio para la Calidad, Consejería de Hacienda y Administración Pública de la Junta de Andalucía.
Lo interesante de participar en este tipo de eventos es que me permite tomar conciencia de los errores y aciertos del camino tomado para la mejora del servicio público en el que trabajo. Precisamente una de las áreas de responsabilidad en las que me tengo que mover a diario es la gestión de la calidad.
El formato del Encuentro ha sido básicamente una presentación de buenas prácticas de diferentes organismos públicos, entremezcladas con alguna que otra ponencia más técnica sobre el modelo EFQM. Especialmente me gustó la charla de Jesús Méndez sobre la experiencia de la Junta de Castilla y León en “La simplificación administrativa y la reducción de cargas en el marco de la excelencia”, que ya había sido presentada en el TecniMap 2010 de Zaragoza. Me dio que pensar; tanto que me ha hecho cuestionar si de verdad la administración electrónica está simplificando los trámites a la ciudadanía. Me gustó ver cómo, en todas las experiencias presentadas, la gestión de la calidad no era el fin, sino un medio que empleado con un fin superior, facilitaba éste. Y es que en la orientación es donde me da la impresión de que más fácilmente se puede caer en el error: la calidad no debe enfocarse como un “trabajo extra”, la calidad debe impregnar el sistema de valores, el funcionamiento interno, ya no sólo de la organización, sino de todos sus miembros.